El burgomaestre de Lima culmina su tercer período con las cifras más altas de desaprobación de su trayectoria política. Según analistas, su gestión careció de planificación y no ordenó el transporte.

Los últimos días que le quedan a Luis Castañeda Lossio como alcalde de Lima son los más impopulares de su carrera política. El rechazo a su gestión empezó a agudizarse el año pasado cuando su desaprobación aumentó de 41%, en marzo, a 59% en abril, superando el respaldo que la ciudadanía le brindaba hasta ese momento.

Ese primer trimestre, Lima había sufrido los embates del fenómeno de El Niño costero y el alcalde tardó en aparecer en las zonas afectadas de la capital para ofrecer apoyo a los damnificados. Fue por esos días que el puente peatonal Solidaridad, sobre el río Rímac, a la altura de la cuadra 17 del Malecón Checa, en San Juan de Lurigancho, se cayó. Había sido construido en el 2010, en su segundo período en la alcaldía.

Hasta la fecha, la gestión de Castañeda no ha repuesto esta infraestructura. Los más perjudicados son los vecinos que viven en la margen izquierda del río, en El Agustino, quienes han quedado casi aislados y deben caminar 600 metros hasta el siguiente puente para, de ahí, abordar el transporte público.

Esta es una obra que culminaría el próximo alcalde Jorge Muñoz con fondos que le asigne la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios.

—Le dan la espalda—
La última encuesta de El Comercio-Ipsos revela que el 76% de limeños rechaza la gestión de Castañeda y solo el 20% la respalda. En noviembre la situación era similar, dentro del margen de error: el 78% lo desaprobaba y el 18% lo aceptaba. Estas son las cifras más negativas que el también presidente del partido Solidaridad Nacional ha obtenido durante sus tres gestiones de alcalde.

En el 2006, tras su primer mandato, terminó con un espaldarazo ciudadano de 87% de aprobación, mientras que a fines del 2010 –cuando se alistaba para competir por la Presidencia del Perú luego de su segunda gestión– logró un 79% de aceptación.

Las tres obras que los limeños más destacaban como importantes en el 2010, según la encuesta de Ipsos, eran los hospitales de la Solidaridad, el Metropolitano y el Circuito Mágico del Agua.

Eran tiempos en que el alcalde era considerado uno de los principales personajes públicos, en términos positivos. El panorama ahora ha cambiado. Para el urbanista Wiley Ludeña, el alcalde se ha caracterizado por ejecutar obras sin planificación y con un desconocimiento de lo que significa el desarrollo urbano sostenible.

“No ha podido disminuir la informalidad urbana, mucho menos reestructurar el sistema vial de transporte y la movilidad urbana. Lamentablemente vivir en Lima es traumático para todos”, resalta.

Castañeda decidió no continuar con el reordenamiento de la Av. Abancay, que impulsó la anterior gestión, por eso, todos los días los taxis, colectivos informales y el comercio ambulatorio invaden los carriles destinados para los buses.

En el 2015, el alcalde despidió a un gran número de inspectores que se encargaban de ordenar el tránsito en esta vía y en otras, como la del corredor azul (Tacna-Garcilaso de la Vega-Arequipa) y el corredor rojo (La Marina-Javier Prado).

Castañeda no cumplió con construir el tramo del Metropolitano hasta Carabayllo, y esa omisión del contrato conllevó a que se aumentara el precio de los pasajes, que luego se dejó sin efecto. Los pasajeros siguen reclamando más buses.

Según el próximo alcalde de Lima, Jorge Muñoz, la Municipalidad de Lima ha perdido más de S/467 millones por laudos arbitrales en favor de los operadores del Metropolitano debido a que la comuna incumplió los acuerdos.

La gestión del alcalde tampoco terminó con implementar todos los corredores viales que inició la gestión de Susana Villarán. Él siempre ha sostenido que no se trajo abajo ninguna reforma del transporte porque no existió reforma.

El corredor azul aún no llega a Chorrillos y, luego de las 11 p.m., las coasters vuelven a apoderarse de las avenidas Tacna y Arequipa.

Se había proyectado que en las avenidas Angamos y Benavides funcionaran los corredores de integración, pero tampoco lo concretó. En lugar de ello, el alcalde dispuso el aumento de un carril en Benavides, y construir dos puentes en la Vía Expresa de Paseo de la República para descongestionar Angamos. En ambas vías seguirán transitando las combis y coasters.

En estos cuatro años, según la Gerencia de Transporte Urbano de la Municipalidad de Lima, 1.469 combis fueron autorizadas para el transporte público.

José Requena, analista de 50+1, sostiene que la tercera gestión del alcalde ha sido más gris que las anteriores porque no ha tenido ninguna motivación como sí la tuvo en el 2010 cuando el municipio significaba para Castañeda un escalón para llegar a la presidencia.

“Él no ha sabido entender que la exigencia de la ciudadanía ahora es la transparencia y lucha contra la corrupción”, explica.

A eso se suma que cuatro ex alcaldes de su partido fueron detenidos por formar parte de organizaciones criminales. Su principal escudera, Patricia Juárez, renunció el mes pasado al partido, y su hijo apenas obtuvo 2,58% de los votos para la Alcaldía de Lima. “Su carrera está llegando a su fin, pero aún le queda un partido político”, dice Requena.

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